Angustia. Miedo. Terror

La angustia es un estado que prescinde del objeto, se trata justamente de un peligro al que no se le puede dar un nombre. El miedo dirige la atención hacia el objeto y el terror es un efecto del peligro para el que no hay preparación. La angustia se refiere a al percepción de un peligro con «apronte angustiado», el terror pone de resalto el efecto de un peligro percibido «sin apronte angustiado». Tematiza variedades subjetivas según se haga presente «la preparación o no preparación» frente al peligro. Freud afirma que la angustia protege del terror.

El nódulo en derredor del cual se ha cristalizado lo remite a una impresión pretérita perteneciente a la prehistoria de la especie y no del individuo: el acto de nacer.

La angustia es la reproducción, entonces, de un antiguo suceso peligroso: está al servicio de la autoconservación y nace de magnitudes de excitación que se han hecho inutilizables.

La palabra angustia, del latín angustiae=estrechez, hace resaltar la dificultad para respirar, y corresponde al momento en que el nuevo ser se ha separado del cuerpo de su madre, prototipo de una vivencia de peligro que carece aún de contenido psíquico. Cuando se construye el «objeto madre», la pérdida de la percepción del objeto se equipara a dicho peligro: peligro a la pérdida del objeto (de amor).