Se trata de enfermedades que se han generalizado en función de la civilización dominante en esta época.
El ser humano, en nuestra época actual, en general, vive en términos dramáticos-trágicos. La inseguridad económica, el desempleo, la despiadada competencia, la pobreza, la violencia, el menosprecio de la ley, la corrupción, etc., dan lugar a una atmósfera angustiosa con sus múltiples manifestaciones a presentación psíquica y somática, que mueve a la instalación de «defensas», «intentos de curación», sobre todo la actuación violenta y la droga.
La acción y la imagen en pantallas de televisión y computación, así como otras conquistas científicas -internet, realidad virtual, etc.-, son modos de estos cambios que en gran parte han sustituido a la palabra, al pensamiento, a la reflexión, en términos generales, a la cultura. Tiempo y espacio tienden a acortarse al máximo. Vamos hacia un mundo mágico en el que pensamiento y acción se confunden.
El pensamiento, que implica la postergación de la acción, deja lugar a esta última.
Nicolas Wright