Bad habits die hard (el hábito de fumar)

Se trata de un síntoma que es fundamental en la respiración, la primera función vital postnatal que de no ser satisfecha implica la muerte.

Fumar es un síntoma tan común e incorporado a nuestras costumbres, que con dificultad logramos objetivarlo.

En la vida social del fumador, el cigarrillo está siempre presente. Cuando más importante le es el intercambio con el otro, más se intensifica su necesidad.

Otro aspecto de la vida del fumador es la relación existente entre su hábito y sus variaciones somáticas: la inflamación de mucosas en las vías respiratorias , tos y expectoración , el ennegrecimiento de las piezas dentarias, el mal gusto y empastamiento de la boca, gastritis y otros trastornos gastrointestinales. También el sistema circulatorio sufre las consecuencias de la intoxicación tabáquica.

La asociación entre el fumar y las tendencias orales es obvia; el cigarrillo entre los labios, el chupar del mismo, la expresión popular «tragar el humo», ya están señalando el desplazamiento desde lo respiratorio a lo oral-digestivo apoyado en las frustraciones sufridas en ese nivel. De este modo se explica la relación que encontramos entre el fumar y la obesidad; es frecuente que cuando el fumador se abstiene aumente de peso rápidamente. El aire «tóxico» queda sustituido por ese otro síntoma «tóxico» la obesidad. Si agregamos a estas consideraciones un rasgo que he encontrado regularmente en los adictos al tabacos, una fijación a la madre internalizada en el inconsciente que se expresa muchas veces en una dependencia para con su madre en la realidad, podemos pensar que el hábito de fumar está manifestando la existencia en el inconsciente de una marcada fijación a etapas orales, es decir, a una dependencia masoquista al pecho materno internalizado.

El cigarrillo funciona cómo una prótesis del pecho materno. El humo como sustituto de la leche materna; blanco, tibio y «venenoso».

La adicción al cigarrillo simboliza la fijación a los aspectos malos de la madre. En apariencia una experiencia de placer y en lo profundo una frustración con el sentimiento de incorporar algo nocivo.

El carácter frustrante de esa experiencia al dejarlo insatisfecho lo obliga a repetirla una y otra vez, de ahí su necesidad compulsiva de fumar un cigarrillo tras otro.

Nicolas Wright